Posted by Superbollera | Posted on 21:57 | Posted in Cosas serias
Hoy quiero dejar las películas, las series, las bromas y ponerme seria. No soy psicóloga ni nada que se le acerque, solo puedo hablar según mi opinión y experiencias haciendo uso de la muy conocida psicología barata. Seguramente mucha gente pueda hablar de este tema mejor que yo o tenga (por desgracia) experiencia en ello.
Hoy quiero hablar del maltrato psicológico, un tema que lleva rondándome en la cabeza un par de días. ¿Por qué me vino a la cabeza? Pues al recordar unas palabras que me dijeron este 2013: “tiene el perfil de maltratador psicológico”.
Muchas personas alguna vez (o siempre) hemos tenido relaciones tóxicas, incluso algunos somos adict@s a ellas y alguien nos habrá dicho alguna vez “esa historia no te conviene” y como es de esperar ignoramos las advertencias. Puede que creamos que esas personas que nos advierten no sepan de lo que hablan, puede incluso que en muchos casos se equivoquen, pero una cosa está clara: desde fuera las cosas se ven diferentes y desde dentro nos puede cegar cosas como el amor, la necesidad o el miedo a estar sol@s y las personas que nos quieren querrán lo mejor para nosotros.
El maltrato psicológico puede ser igual de potente que el maltrato físico, tampoco significa que nuestra pareja (o quien sea) nos insulte, en mi opinión puede ser mucho más sutil que eso. Todo puede empezar con un reclamo a tu forma de vestir o apariencia física, chantajes… en definitiva palabras y actos que nos humillen o nos hagan sentir mal. Quizás no le demos importancia ya que un simple comentario no debe tener tanto poder, pero cuando esta forma de trato es constante puede convertirse en destructiva y acabemos en una espiral de la que es difícil salir.
Quizás la otra persona te quiera, quizás es su forma de querer, eso se escapa a mi entendimiento, pero una persona que te quiere, te ama y la persona que debe estar a tu lado no tiene que hacerte sentir mal 4 días a la semana, sino al contrario, debe hacerte sentir maravillosa. Tenemos que pararnos a pensar si merece la pena y decir “hasta aquí hemos llegado”, para luego convertir esa experiencia en cosas positivas como un aprendizaje, hacernos más fuertes y no tropezar con la misma piedra.
Parémonos a ver las señales, hagamos caso a las advertencias, dejemos lo demonios atrás, quiérete sobre cualquier cosa.